Al mejor estilo Libertario con el título “El polo Islámiico, los Kukas y la UCR, tomaron la UNPA para mantener sus privilegios”, la nota expresa en su párrafo de inicio; “La situación en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) es una muestra clara de cómo algunos grupos políticos priorizan sus intereses sobre el bienestar de los estudiantes”
LA NOTA:
La situación en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) es una muestra clara de cómo algunos grupos políticos priorizan sus intereses sobre el bienestar de los estudiantes. Mientras la Franja Morada, el Polo Islámico de Izquierda y los kirchneristas se unen para proteger sus privilegios, la comunidad universitaria sufre las consecuencias de esta alianza, que busca perpetuar un sistema que impide el verdadero progreso académico y el acceso a una educación de calidad.
La universidad debería ser un lugar de libre debate y crecimiento, donde cada estudiante pueda encontrar las oportunidades necesarias para desarrollarse plenamente. Sin embargo, la alianza entre estos grupos ha generado un ambiente en el que se premia la lealtad política por encima del mérito y el esfuerzo. Los recursos destinados a mejorar la calidad de la educación son manejados de forma opaca, y las decisiones clave son tomadas pensando más en intereses políticos que en las necesidades reales de la comunidad estudiantil.
Esta connivencia entre la Franja Morada, el Polo Islámico de Izquierda y los kirchneristas es una traición a los principios que deberían guiar a una universidad pública. En lugar de trabajar por un espacio más inclusivo y abierto a todas las voces, han creado un entorno donde los que piensan diferente son relegados y las oportunidades se distribuyen a quienes se alinean con sus intereses.
La UNPA necesita un cambio urgente, un giro que ponga a los estudiantes en el centro de la política universitaria, que garantice la transparencia en el uso de los recursos y que promueva una educación verdaderamente inclusiva y de calidad. Los estudiantes no deberían ser rehenes de las ambiciones políticas de unos pocos, sino los protagonistas de un futuro mejor para la universidad y para toda la región. Es hora de que la UNPA recupere su verdadero propósito y deje de ser un campo de batalla de intereses personales. La comunidad educativa merece una universidad que responda a sus necesidades, no a los caprichos de grupos que solo buscan perpetuar su poder.