El programa de educación ambiental desarrolla una exitosa nueva edición. Herramientas básicas de la vida en la naturaleza, su cuidado y la importancia de los valores para crecer en comunidad, son parte de las premisas. Se encuentra abierta la convocatoria a los niños de las comunidades de Perito Moreno, Los Antiguos, Lago Posadas y Bajo Caracoles para las actividades de febrero.
El noroeste de Santa Cruz vive una excelente nueva temporada de verano y no solo por la cantidad de turistas que llegan al valle sino porque, por segundo año consecutivo, se desarrolla exitosamente el programa Exploradores de Parque Patagonia.
Este programa nació hace un año como una oportunidad para que niños y niñas de entre 10 y 13 años puedan vivenciar una experiencia significativa durante tres días, que combina dinámicas de educación ambiental con el disfrute en la naturaleza. “Desde ese momento, tenemos el orgullo de contar con 180 participantes que ya disfrutaron de esta propuesta, y continuaremos activos durante todo el verano”, cuenta Rocío Navarro, coordinadora del programa Comunidades de Parque Patagonia.
“La actividad principal del programa es la experiencia básica de mochilero”. Se trata de caminatas y campamentos en la naturaleza, enseñando a agudizar todos los sentidos para prestar atención a los rastros de la fauna y flora silvestre “para que los niños generen una conciencia de cuidado con el entorno natural y personal”, explica.
Todas las actividades se realizan en el Portal Cañadón Pinturas del Parque Patagonia. Dos noches de camping se desarrollan en el Puesto de Piedra, a orillas del río Pinturas, y recorriendo la confluencia de los cañadones río Pinturas y Caracoles. El paisaje agreste, moldeado hace millones de años y recorrido por los pueblos milenarios que habitaron este lugar en la tierra resulta cautivador.
“Los chicos tienen la posibilidad de caminar los mismos senderos que caminaron, quienes dejaron su historia plasmada con pinturas rupestres en la roca, alimentarse de los mismos frutos, como el Calafate, y observar los mismos cielos nocturnos impolutos”, describe Rocío. En la zona, además, es habitual avistar la fauna salvaje y libres en su hábitat natural: guanacos, cóndores, choiques, chinchillón anaranjado, cuises y tuco-tuco y decenas de aves “Es realmente una experiencia inolvidable”.
Las caminatas dentro del cañadón permiten la interacción con el entorno, y cuando el clima acompaña, también realizan actividades dentro del río. Juegos y fogones nocturnos son el marco perfecto para hablar de lo que se vivió en el día, inventando canciones y contando historias.
En una parte del día se les permite a los participantes tener tiempo libre para hacer lo que deseen dentro de los límites de seguridad establecidos. “Este es un momento importante para el aprendizaje social y emocional; se generan fuertes lazos de amistad entre ellos que luego continúan en su comunidad”.
Las familias de los participantes, no escatiman en elogios ante la experiencia: “Cada vez que Joaquín llega, no para de contarme muy feliz y emocionado de las diferentes actividades que hacen, lo que me hace sentir superfeliz” cuenta Betiana, mamá de uno de los participantes. “Como mamá no hay sensación más linda que verlo llegar de cada actividad y ver la sonrisa de punta a punta, cómo le brillan los ojos. Hacen nuevos amigos, aprenden del entorno, que es muy importante para que sepan cuidar y a su vez explicarles después a sus amiguitos por qué hay que preservar lo que tenemos”, dice Tamara, otra mamá. “Tengo solo palabras de agradecimiento a los guías, a los otros niños que se sumaron, porque cada uno de ellos es un nuevo amigo de mi hijo. La primera vez que volvió, al siguiente fin de semana nos subió a todos al auto y él fue nuestro guía en el recorrido”, aporta Yezabel, agradecida.
Y es que, el contexto en el que se desarrollan las actividades, es inmejorable y facilita la receptividad de los participantes. Rocío explica que la amplia guía de juegos que comparten, “enseñan lecciones valiosas sobre el trabajo en equipo, asociados al cuidado de la naturaleza, o simplemente para divertirse, fomentando el diálogo y la escucha”.
Todos los días, realizan tareas comunitarias que, divididos en equipo, resuelven los quehaceres diarios de un campamento: el equipo Fuego se encarga de la búsqueda y acopio de leña para la cocina y el fogón nocturno. Por su parte, el equipo Agua se encomienda a la tarea de buscar agua en el río y de la filtración con un instrumento de última tecnología que elimina las bacterias de varios litros en poco tiempo. Por último y no por eso menos importante, el equipo Tierra es el que asume la tarea de reciclaje, compost y cocina rústica.
“Llevamos adelante cada campamento con mucho compromiso y responsabilidad. Para los niños cada día es una fuente de estímulos y un territorio por descubrir. Cada experiencia que les regalamos impacta sobre su imaginación, emociones y nos entusiasma brindar la oportunidad a que una generación de santacruceños del noroeste puedan aprender, crecer en estos paisajes sublimes, cargados de historia milenaria natural y cultural“, apunta Rocío.
Luego de la primera edición de verano en 2022, el programa se mantuvo activo en invierno también, con actividades especialmente diseñadas para la época. Desde enero de 2023 se realizan campamentos de tres días, todos los fines de semana. Vale mencionar que el programa se brinda de forma gratuita y que cada campamento tiene un cupo de quince participantes. Si bien por este mes los cupos están completos, se encuentra abierta la agenda de febrero.
FUENTE: Agencia Ambiental