28 de Noviembre
Una trabajadora estatal de la cuenca carbonífera dijo al precandidato a diputado nacional que sufren aprietes en esa municipalidad.
El hecho dejó en evidencia que en ese espacio político presentado como una novedad, se repiten las mismas prácticas que en los partidos tradicionales.
El precandidato a diputado nacional por SER Santa Cruz, Claudio Vidal, fue escrachado por trabajadores estatales a la salida de un acto de campaña en 28 de noviembre.
Al grito de «los empleados municipales sufrimos aprietes» la empleada exteriorizó una situación que dista bastante de la vida democrática, la cual debería estar reflejada en el funcionamiento interior de un estado municipal liderado por personas puestas allí por el voto popular. Menos con un gobierno cuyo jefe es parte de un movimiento político con pretensiones de presentarse como plural y transparente.
La intervención descolocó e incomodó en un principio al precandidato, quien no se esperaba algo así en un terreno considerado bastión político principal de su agrupación.
Ante el reclamo de la mujer, y para quedar bien, dijo que iba a tener en cuenta lo que escuchó de boca de ella y siguió con sus saludos como si nada hubiera pasado.
Ser más de lo mismo
El escrache dejó en evidencia que SER Santa Cruz quizás no encarne la renovación de la política provincial, sino que se trata de un reciclaje de políticos y militantes provenientes de las fuerzas políticas tradicionales; peronistas y radicales desencantados o desplazados a un segundo plano en ambas estructuras.
En esa mezcolanza pueden encontrarse sectores y personas que reproducen las mismas lógicas autoritarias de la vieja política, como la que encabeza el aliado de Vidal en el municipio que gobierna, según la acusación de la trabajadora que increpó al petrolero.
Definitivamente, después del episodio sufrido por Claudio Vidal, en el que confrontó públicamente con las miserias de sus aliados, a SER Santa Cruz se le cayó la aureola y es una fuerza política más con dirigentes corruptos y autoritarios.
FUENTE: El Divergente