Las organizaciones sindicales que formamos parte de la Mesa de Unidad Sindical queremos expresar este 1°de Mayo nuestra caracterización de la realidad que hoy vivimos y padecemos como trabajadores de la provincia.
En términos generales, la pandemia profundiza dramáticamente la crisis sanitaria, social y económica de Santa Cruz. Es imposible ocultar la penuria y precarización de toda la clase trabajadora. A 134 años de aquellos mártires de Chicago debemos honrar su lucha continuando de manera imprescindible con organización, sin mezquindades y resistiendo en unidad frente a los atropellos permanentes del poder.
En primer lugar, queremos reflejar nuestras demandas, describiendo y denunciando las condiciones laborales que padecen los trabajadores de la salud. No es azarosa la elección de dicho sector porque son ellos quienes además hoy exponen sus vidas por el bienestar colectivo de todos los Santacruceños. La falta de provisión de elementos para su propia seguridad, los cuales no siempre son profesionales, pero si, siempre son escasos, sumado a los pocos testeos en el personal de la primera línea, quienes mantienen estrecho contacto con los pacientes infectados, es la forma que elige el Gobierno para reconocerlos y premiarlos por su labor. Los protocolos se escriben, pero son insuficientes cuando se desprotege sanitaria y psicológicamente al trabajador de salud y a su familia.
La salud y la economía nunca pueden presentarse como conceptos antagónicos mientras haya trabajadores que padezcan hambre y marginalidad. Salvo pequeñas excepciones el congelamiento no sólo afectó al salario dejándolo suspendido bajo la línea de pobreza, sino también a la posibilidad de discutir mejoras o recomposiciones al mismo. Ambas variables de ajuste postergan el hecho concreto de tener una mejor calidad de vida y atentan contra la dignidad que merece nuestra clase.
En segundo término, no podemos dejar de expresar nuestro fastidio ante la caradurez de exigirnos sacrificio y solidaridad frente a la crisis, mientras cerraron las paritarias en un proceso de inflación estructural que lógicamente nos atraviesa y del que solo se salvan quienes concentran las riquezas y sus privilegios. Con discursos vacíos y demagogos nos hablan de responsabilidad, sentido común y cuidado colectivo, discursos que se utilizan políticamente para el beneficio propio mientras los trabajadores mantienen sueldos de hambre.
En este día no debemos olvidarnos de los despedidos en Santa Cruz, de nuestros jubilados, de los excluidos sistémicos y de todos aquellos que hoy están sufriendo la postergación por parte de quienes poseen las herramientas para ayudarlos, para estar junto a ellos a través de esa solidaridad que pregonan en sus discursos y desechan en sus acciones.
Por todo esto, exigimos condiciones de trabajo dignas, reincorporación de todos los despedidos, paritarias libres y sin techo, pero además llamamos a tomar acciones frente a un Estado indiferente; somos los trabajadores organizados y en unidad los únicos que podemos transformar una sociedad a la que se intenta constantemente someter, silenciar y sumir en la pobreza. Depende de nosotros compañeros, por eso decimos: ¡¡Que viva la clase trabajadora!!!, ¡¡Viva su historia de lucha, su presente de resistencia y su futuro de unidad frente a las burocracias enquistadas y funcionales al poder de turno!!!