Con la imposición de la cuarentena producto del Coronavirus (COVID-19), la imposibilidad de continuar con la rutina conocida ha generado sentimientos de angustia y añoranza con respecto al tiempo pasado.
Sin embargo, hay personas que hoy en día manifiestan sentirse “más relajadas y sin presiones”. En general se trata de individuos habituados a responder con mucho esmero a patrones sociales, ya sea mostrando una apariencia impecable o desde un rendimiento excelente. En estos casos, la ansiedad surge porque cuanto más alto es el estándar de reconocimiento social pretendido y desarrollado, mayor es la exigencia interna de mantener ese patrón.
En el denominado Trastorno de Ansiedad Social, las interacciones diarias causan estrés, temor e inseguridad por miedo al escrutinio o crítica negativa. Cuando los demás se han formado una imagen de excelencia, es difícil cambiarla porque las actuaciones y comportamientos se encuentran muy supeditados al reconocimiento externo.
Al incrementarse la exigencia, aparece la ansiedad. Esto se produce porque el vivir en una sociedad tan competitiva como la actual, en ocasiones impone metas inalcanzables. Es increíble hasta qué punto la competitividad forma parte de la cotidianidad. Hasta el lenguaje diario se expresa muchas veces en estos términos: “He ido al mejor restaurante de la ciudad, mis hijos van al mejor colegio del barrio, voy al mejor médico en esta disciplina”. Tras esas expresiones suele ocultarse la creencia de que “si accedo a lo mejor, soy mejor”.
Muchas marcas se basan en esa aspiración para que el cliente adquiera productos a precios muy superiores a los que representan sus prestaciones, sólo por exhibir que tienen lo mejor, de la marca “x”.
Las exigencias en mostrar una “buena” imagen puede involucrar:
– Pretender ser siempre exitoso en lo que se realiza.
– Poseer un cuerpo que se supone deseable.
– Un auto adecuado al estándar del ambiente en que se quiere involucrar.
– Ropa valorada en el medio social en el que se maneja.
-Forma de hablar adecuada al entorno cultural.
-Concurrir a lugares valorados entre sus amigos o conocidos.
– Gastar más dinero de lo que uno cuenta para aparentar.
En algún momento del día, durante la cuarentena, surge el encuentro con uno mismo fuera de las presiones sociales. Tomar conciencia de las actitudes que cambian sin la mirada de los demás es una buena manera de comenzar un camino que tal vez lleve a valorar necesidades internas y a adquirir confianza en la posibilidad de ser más auténticos. Aprender a reconocer y a modificar pensamientos negativos acerca de ti y a adquirir habilidades pueden ayudarte a ganar confianza en situaciones sociales.
Diez tips para disminuir la ansiedad social durante la cuarentena:
– Realizar una actividad sin finalidad productiva.
– Desarrollar ideas propias y fundamentarlas con las personas más cercanas.
– Poner límites adecuados de manera amable a los demás.
– Intentar hablar desde el sentimiento en un ambiente seguro.
– Vestirse con ropa cómoda y experimentar el beneficio en el cuerpo.
– Tomar conciencia de ritmos internos.
– Bajar los niveles de rendimiento.
– Escribir emociones durante el día y luego leerlos sin crítica.
– No forzarse a hablar sin ganas.
– Buscar diferentes maneras de mimarse.
*Por Marina Rovner.
Licenciada en Psicología, Especialista en Crisis de Ansiedad, Fobias y Pánico.
Prof. Titular Univesidad Abierta Interamericana