Así lo señala un comunicado de prensa emitido por el sindicato que representa a los docentes de Santa Cruz el cual expresa:
Santa Cruz: Modelo de la improlijidad e improvisación constante
Es previsible que si no existen políticas serias o un proyecto claro y preciso que establezca las pautas para el abordaje de una problemática, ese tratamiento termine siendo cuanto menos improlijo. Ahora bien, si sobre esa improlijidad inicial, algunos eslabones en la cadena administrativa del poder y la gestión van colocando parches semanales a eso que ya originalmente era poco claro, también es lógico que todo lo se desprenda de ello resulte una improvisación constante. 
Palabras más, palabras menos, esa es la realidad educativa de nuestra provincia al día de hoy, con el agravante de que sobre la improlijidad y la improvisación en la que se desarrollan los vínculos pedagógicos actuales, esos eslabones en la cadena de poder y de gestión (Directores de Nivel y otros cargos políticos) no pierden oportunidad para exigir, casi siempre de mala manera, un cúmulo de cuestiones que en adelante enumeraremos y que van a contramano de la realidad social y económica que hoy atraviesa a la sociedad en su conjunto y de la cual por supuesto que docentes, alumnos y familias no son ajenas:
- Atención en días y horarios que no son los propios del trabajo. Se exigen reuniones/videoconferencias en cualquier momento del día.
- Elaboración de actividades en formatos que exponen al docente y su familia.
- No se ha considerado que al momento de iniciado el aislamiento social prácticamente los docentes no habían tenido contacto con los alumnos, motivo por el cual el diagnostico de los grupos era escaso.
- Confección de planillas de datos que jamás antes se habían empleado dentro del sistema, en simultáneo al desarrollo y entrega de actividades.
- Señalamiento específico del que enseñar y el cómo hacerlo sin respetar la libertad de cátedra.
- Disponibilidad de recursos tecnológicos e informáticos que en ocasiones tanto los docentes como las familias no poseen.
- Experiencia para el manejo de las aulas virtuales cuando en su mayoría los docentes no han sido capacitados para ello.
- Formato interdisciplinar de las actividades dadas, sin considerar las limitantes actuales en la comunicación y el poco o nulo contacto que huno antes entre los docentes.
La falta de inversión en materia educativa seguramente es el punto cero desde donde nacen prácticamente todos los males que aquejan hoy al sistema y que la virtualidad desnuda por completo, pero la Resolución 322/20 que establece que nuestros alumnos del Nivel Secundario y sus Modalidades, aun adeudando la totalidad de espacios curriculares pertenecientes a un año/grado determinado y otros tres de años anteriores, puedan rendir de forma extraordinaria durante el mes de abril para intentar promocionar al curso siguiente, hizo que hoy todo se haya convertido en un desconcierto de exigencias que colocan a la figura del docente en el lugar poco feliz de tener que ser árbitro de un partido que se juega entre las posibilidades del alumno para repetir o pasar de año, encuentro que además se disputa en una cancha embarrada de interpretaciones subjetivas que terminan por ser los elementos desde los cuales se les exige a los educadores lo que no corresponde.
Claro está que no deben ser nuestros alumnos la variable de corte en tiempos de aislamiento preventivo y obligatorio. Más claro aún es el hecho de que el marco virtual al que obliga la pandemia no debe ocuparse para evaluar académicamente, sino para acompañar pedagógicamente; pero todo esto el CPE jamás lo reglamentó y el espíritu tirano de sus cargos políticos y el de algunos cargos de carrera hizo que hoy alumnos, familias y docentes se vean sobre exigidos, totalmente saturados de actividades, de requerimientos, recortados en sus libertades, lo cual rompe el equilibrio mental, anímico, emocional y familiar tan necesario para poder sobrellevar la crisis en la que nos encontramos inmersos.
Párrafo aparte merecen los cuadernillos “La educación nos une” con los que se ha buscado remendar la situación que se describe, estos están plagados de errores conceptuales. Por su parte la Directora de la Modalidad de Adultos obliga a que los Directivos sean quienes los distribuyan, rompiendo así con el asilamiento recomendado para evitar la propagación del COVID-19.
En definitiva, una vez más somos rehenes de la incompetencia y la parsimonia de las autoridades educativas. Jamás la improlijidad y la improvisación pueden ser el modelo a seguir. A ellos los invitamos al sentido común y la coherencia, a que abandonen las prácticas opresivas y por una vez sean capaces de escuchar y practicar la empatía, anímense sin miedo, que no muerde.
ADOSAC
LA LUCHA CONTINÚA…
