La publicidad estática, en los medios y las redes sociales, el Poder Ejecutivo Municipal se jacta de ser una ciudad inclusiva, pero la realidad muestra otra cosa muy distinta. La movilidad de las personas con discapacidades motrices se transforma en una verdadera “odisea”. Mientras tanto, algunos funcionarios se pelean por los medios para ver quien repavimenta una calle.
Sin dudas la estética de la imagen, al menos desde lo visual, ha cambiado mucho en la Municipalidad de Rio Gallegos. La publicidad estática, en los medios y las redes sociales, el Poder Ejecutivo se jacta de ser una ciudad inclusiva, pero la realidad muestra otra cosa muy distinta. No asegura accesibilidad para nadie, “ni las personas convencionales pueden transitar, imagínate con movilidad reducida”, dice apenada Rosa Chacon.
Rosa lo vive en carne propia al tener a su hija Jaky en silla de ruedas. Llevarla al centro es todo un desafío, a los baches que debe sortear con su vehículo, se agrega la casi imposibilidad de caminar sus veredas, sea para pasear o ir a algún comercio. “Solas no se pueden desplazar, si hay dos cuadras buenas la tercera está destruida y necesitan ayuda para avanzar”, asegura. Pero otro tema es el acceso a los comercios, ¿Cuántos tienen rampa de acceso?, son muy pocos, sostiene.
Otro ítem preocupante es la poca importancia que muchas personas le dan a los estacionamientos reservados para personas con movilidad reducida. “Es producto del egoísmo y la mala educación”, dice, remarcando que las personas convencionales pueden caminar dos o tres cuadras más para estacionar, “por eso ocupar ese espacio no es producto de la ignorancia sino de la mala fe”.