El concejal Daniel Roquel propuso públicamente la construcción de un ecoalbergue para que, según dijo, los perros no estén en la calle y no pongan en vulnerabilidad a las personas, la obra tendría un costo aproximado de $3 millones.
Actualmente, en Río Gallegos el núcleo de la problemática canina es la sobrepoblación, que debe ser atendida con medidas concretas, algo que hasta ahora las distintas gestiones no han hecho y como consecuencia de ello hoy tenemos sobrepoblación. En ese sentido, la población se disminuye con castraciones a machos y hembras en forma masiva, sistemática y sostenida en el tiempo; complementándolo con educación a la comunidad sobre el valor de la vida animal y un programa de salud pública municipal basada, principalmente, en evitar la reproducción.
Por otra parte, las condiciones de Control Animal en nuestra ciudad son pésimas para los animales. El lugar no tiene las dimensiones que los animales requieren, no se lo limpia diariamente, muchas veces los perros permanecen durante varias semanas encerrados en caniles afectando, de esta manera, su salud física y mental. Sumado a esto, la experiencia en otras localidades muestra que los refugios se convierten indirectamente en mataderos, si la reproducción de perros no es controlada ya que termina siendo un incentivo para abandonar animales. Ante esto, cabe preguntarse ¿de dónde saldrá el financiamiento para la obra si el municipio no tuvo siquiera fondos para abonar el aguinaldo de los trabajadores? ¿Cuál será el funcionamiento del ecoalbergue si Control Animal no atiende correctamente a los animales? ¿Por qué no se utiliza ese dinero en contratar veterinarios y poner en marcha un programa de castraciones masivas, además de refaccionar el área de Control Animal?
Con las campañas masivas de castración se inicia un periodo de transición en el que se debe desarticular la perrera para convertirlo en un centro de zoonosis, donde se castre y se devuelvan los perros al lugar donde se los levantó. El Estado es el único que cuenta con los recursos, presupuesto y personal para trabajar la problemática. Lo ocurrido con TAMA (El Calafate) es el claro ejemplo en el que desde el municipio se intenta colocar a los proteccionistas como responsables, siendo que lo hacen de forma voluntaria y con sus propios recursos, no dando abasto con los animales por lo que debieron cerrar.
Finalmente, Daniel Roquel manifiesta que se intenta poner los derechos de los animales por encima de los derechos de las personas, algo que es falso y que lo utiliza para no dar las respuestas que la sociedad necesita ante un problema de salud pública. Lo que pone en peligro a los vecinos es una ciudad superpoblada de animales y un municipio que no tiene un plan de salud.
Hacemos responsable a esta gestión pero también a las anteriores por no atender los problemas de los animales y permitir, de esta manera, la muerte permanente. A su vez, advertimos que el ecoalbergue no va a disminuir la sobrepoblación ya que no ataca sus causas de raíz. Para prevenir, el único método ético, eficaz y costeable es la castración.