Un grupo de jóvenes atacaron a pedradas la comisaría Primera, y la Policía reaccionó dispersando a todos con balas de goma y gases placrimógenos.
El final de la marcha pidiendo “Justicia” y “Esclarecimiento” por la muerte de Gustavo Gerez finalizó de la peor manera frente a la Comisaría Primera, lugar donde el mencionado joven murió el domingo por la madrugada, en circunstancias en las que el Juzgado de Instrucción está investigando.
Tal como había sido convocada por los familiares y amigos de Gerez, la movilización inició cerca de las 18:00 horas en la plazoleta del Gorosito. De allí, la columna de manifestantes, cerca de mil personas, se trasladó por la avenida San Martín, luego dobló por la calle Guttero, hasta llegar a la intersección con Irigoyen, donde está ubicada la Seccional Primera.
En el lugar estaban presentes las autoridades policiales, el jefe de esa Seccional, comisario Gatica, junto a los comisarios Britos y Bordón, éste último a cargo del Comando Radioeléctrico.
Según manifestaron a los primeros familiares que se acercaron, estaban dispuestos a dialogar y a responder a todas las preguntas.
Sin embargo, algunos jóvenes que estaban con el rostro semicubierto, interrumpieron esta posibilidad de diálogo insultado a los policías. Incluso, algunos de los familiares de Gerez pidieron calma para no agravar la situación. Pero el grupo exaltado, además de gritar, iniciaron una serie de agresiones, y luego agarraron piedras y rompieron los vidrios de las ventanas de la Comisaría. “¡Asesinos, hijos de puta! ¡Ustedes mataron a ha Gustavo!”, fueron algunos de los gritos que se escucharon.
Ante estos actos violentos, los comisarios se retiraron del lugar, y alguno de ellos dio la orden de reprimir la manifestación enviando a una agrupación antidisturbios como Infantería.
Mientras, otros jóvenes hacían pintadas frente a la comisaría o hasta rompían los vidrios de los autos que estaban estacionados cerca del lugar.
Es así que los policías pertrechados para la dispersión dispararon balas de goma, y también con gases lacrimógenos.
Esto provocó una batahola inesperada, una batalla campal entre policías y jóvenes que respondían con piedras. La gravedad de esto, estaba en la cantidad de familias que habían ido a manifestarse pacíficamente y a reclamar por Justicia, incluso con sus hijos más pequeños.
Todos quedaron en medio de la violencia, y fueron huyendo de la zona como podían, aspirando el asfixiante gas.
Fuente: La Vanguardia Sur